May 16, 2021 | 0 Comentarios

Atrasar segunda dosis aumenta anticuerpos

 Un nuevo estudio descubrió que el retraso entre la aplicación de la primera y segunda dosis de las vacunas anti-COVID-19 aumentan hasta 3.5 veces los niveles de anticuerpos desarrollados por el sistema inmune, en personas de edad avanzada, con más de 80 años.

Las estrategias para sofocar la pandemia se encuentran en su punto más álgido. La aprobación de las vacunas y su aplicación masiva en la población mundial ha sentado las bases para esperar un futuro próximo con mayor certidumbre.

En este contexto, las autoridades sanitarias de todos los países han luchado por ajustar la aplicación de las vacunas, para favorecer a un mayor número de personas. Uno de estos casos es el de Reino Unido.

A finales de 2020, cuando la distribución de vacunas resultaba insuficiente para repartir en una región en específico, los reguladores británicos optaron en retrasar la administración de la dosis de refuerzo.

Este intento tuvo como objetivo maximizar la cantidad de habitantes inmunizados, al menos, con una cantidad parcial de anticuerpos, que redujeran la probabilidad de hospitalización y muerte en las personas contagiadas.

El «audaz experimento», como fue denominado por los investigadores en «Nature», dio indicios que el retraso de la segunda dosis, en vez de significar una decisión no deseable, produjo efectos positivos en la población inoculada que, en ese momento, se concentraba en personas mayores de 80 años.

Fue así como, un grupo de especialistas del Public Health England. en Londres, se dedicó a estudiar la respuesta inmune de los vacunados con tiempo de retraso, aseverando que sus anticuerpos habían aumentado más de tres veces, frente al grupo de la población inoculada oportunamente, después de tres semanas de recibir la primera dosis.

Esto fue posible luego de estudiar a 175 personas de más de 80 años, los cuales recibieron la segunda vacuna a 11 o 12 semanas, después de la primera dosis. Los investigadores midieron los niveles de anticuerpos desarrollados y la forma en que reaccionaron las células T, aquellas encargadas de mantener la estabilidad inmune una vez que el tiempo transcurre después de la vacunación.

Estas observaciones arrojaron que los anticuerpos alcanzaron niveles máximos 3.5 veces más altos, en las personas que esperaron 12 semanas para recibir la vacuna de refuerzo, frente a quienes esperaron solo tres semanas.

Los expertos notaron también que la respuesta máxima de las células T fue menor en los vacunados con un intervalo extendido. Sin embargo, esto no provocó que los anticuerpos descendieran más rápidamente en las nueve semanas posteriores, de haber recibido la inmunización completa.

Fuente: El Siglo de Torreón

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